Partido Argentina vs Colombia en Barranquilla
Hacía mucho tiempo que no viajaba sola con mi hijo. Desde que Emiliano comenzó a irse de vacaciones con amigos y desde que yo , por mi parte, también comencé a viajar en pareja, es que no lo hacíamos solos.
La oportunidad llegó de la mano de la Selección Argentina. Emiliano ya la había visto jugar en el Mundial de Brasil y en la Copa América disputada en Chile, pero yo jamás había visto a un jugador en persona. Es así que cuando me preguntaron si quería viajar cinco días, Hacer 400 km en auto, tomar tres aviones, estar dos días en Barranquilla, volver a tomar tres aviones, hacer los 400 km y volver a casa, no lo dudé. sería una linda y veloz aventura.
El gran viaje fue del 15 al 19 de Noviembre de 2015 . Salimos de casa el domingo a las 3 de la tarde
rumbo a Asunción. Fue un viaje tranquilo a pesar de que este domingo hubo
elecciones municipales en Paraguay y en cada pueblo o ciudad que pasábamos habían caravanas de simpatizantes festejando los triunfos de candidatos, lo que llevó
a que tardáramos un poco más en llegar al Hotel.
Esa noche fue el debate entre Macri y Scioli y lo escuchamos dentro del auto mientras avanzábamos lentamente por las calles de Asunción. Ya en el Hotel, cenamos y a dormir, a las 4 am comenzaba el periplo.
Fuimos al
aeropuerto, envolvimos las valijas y volamos hacia Lima,Perú, donde llegamos 4
horas después al aeropuerto Jorge Chávez. Los tiempos resultaron cortos, apenas tuvimos tiempo para buscar la puerta
correspondiente a nuestro próximo destino:Bogotá Colombia.
El vuelo en
principio duraría 3 horas y media, pero , como siempre tengo algo para contar , y por esas cosas que suceden inexplicables en el momento, dicho avión salió una hora más tarde lo que motivó que perdiéramos
el vuelo a Barranquilla. Como era de suponer Avianca se encargò de recuperar nuestras valijas y nos ubicó en el vuelo siguiente. Eran las 3 de la tarde y nuestro día había comenzado a las 4 am, y todavía nos esperaban varias aventuras más.
Ya cansados, nos sentamos en nuestros asientos, ya tranquilos porque el capitán dio las informaciones , y dijo que el vuelo duraría 1 hora solamente. El tiempo estaba muy feo, llovía y antes de que finalice la hora informada, se oye la voz del piloto diciendo : "…señoras y señores estamos con problemas de comunicación con la torre de control de Barranquilla, vamos a permanecer por 15 minutos más en esta posición y si las condiciones climáticas no mejoran,intentaremos aterrizar en Cartagena de Indias" En mi interior sonaba un cri..cri.. después pasó a ser un tic tac, tic tac..
Por mi cabeza pasaron innumerables secuencias imposibles de contar, o fueron muchas o fueron pocas o me bloqueé, no sé decirlo bien , lo que alcanzo a recordar es que dije : "¿Cartagena? pero si el Hotel que reservamos está en Barranquilla". Pasaron los minutos y nuevamente la voz del Capitán : " señoras y señores, prepárense para aterrizar".
Eran las 6 de la tarde cuando aterrizamos, ya con nuestras valijas nos dispusimos a buscar una casa de alquiler de autos. Encontramos una sola, y con un solo auto. No teniendo muchas opciones, lo alquilamos. Un viejo renault con un embrague de 3 metros de largo fue nuestro móvil por dos días.
Lo poco que pude ver a esa hora, con el cansancio que cargaba no me gustó. No podía entender como Shakira salió de una ciudad tan fea, sucia y muy desordenada. Pensé que al día siguiente las cosas tendrían otro color.
Entre el gps que conseguimos comprando un chip con característica colombiana y guiados por nuestro impulsos, llegamos al Hotel, subimos a la habitación y oh sorpresa !! cama matrimonial !! Claro, nunca aclaramos que éramos madre e hijo. Mientras cenamos, separaron nuestras camas y creo, nos desmayamos, muertos de cansancio y de risa a la vez.
Dia martes. Rumbo al estadio
Después de desayunar, buscar la acreditación de Emiliano, intentar sin lograr conseguir una acreditación para mi, partimos hacia el estadio en busca de entradas. Barranquilla estaba vestida de amarillo rojo y azul. Choferes de taxis, de micros, empleados del hotel, la gente en las calles. Como si fuera un Mundial. Remeras amarillas por todos lados, y ningún argentino, más que yo misma , con mi camiseta azul y blanco y mi peluca celeste que la compré especialmente para la ocasión
El calor de Barranquilla.
Lógicamente sólo encontramos revendedores , y a precios exorbitantes, desde US$300 en adelante. Le dije a Emiliano: " busco a otros argentinos y te espero afuera" , pero no, no había modo de convencerlo, estábamos ahí y la consigna era presenciar el partido y ver a la Selección. Como les decía, no había argentinos, o por lo menos no veíamos camisetas o banderas argentinas como para no sentirnos tan solos.
Después de rebotar en varios controles, donde con mi disfraz de pseudo periodista intenté pasar el control, caminamos varias cuadras alrededor del estadio buscando el mejor precio y la mejor ubicación. Algún sector por lo menos cerca del sector de Prensa donde estaría Emiliano.
Encontramos a una mujer, que nos ofreció dicha ubicación, llamó a uno de sus secretarios y trajo la entrada, toda arrugada, ajada. Nos pidió en pesos colombianos, y le pedimos que nos diga en dólares porque no teníamos tanta plata, luego de no mucho pensar dijo :" serán unos US$30" , y el secretario la recriminó, y dijo, : "como 30, es 40...3 x 3 es 9 ".
No sé realmente cómo era su cálculo, nunca lo entendimos y tampoco hicimos algún esfuerzo por hacerlo. Fue un cruce de miradas cómplices, sólo teníamos billetes de US$ 100 y uno de US$ 50. La mujer me acompañó a la entrada, para que yo pasara por el escáner, y viera que no era una entrada falsa. Apenas pasé, le hice señas a Emiliano, él le pagó a la mujer y fue tan generoso que le dejó US$ 10 de propina, y entró por la puerta asignada. Yo corrí a buscar mi ubicación.
Luego de varias filas, bajo el sol, se abrieron las puertas del estadio. resulta que mi entrada era letra K número 105- Quedaba en la última fila, allá arriba, casi tocando el techo, a cinco kilómetros de Emiliano. Me senté y me dije, wowww, que lejos estoy. Sola mi alma. Bajé, compré un sandwich horrible y un agua mineral tibia, y decidí moverme.
Me puse la peluca, transpiré la frente, la nuca, y con esos 40 grados iba pasando controles. Mentí tantas cosas para poder llegar cerca de mi hijo, que necesitaba entregarle un cable, que necesitaba la cercanía del wifi, que él tenía mi acreditación , etc...
Hasta que llegué a 5 metros de él, y le rogué a un acomodador que lo llamara. La alegría de Emiliano cuando me vió. Hecha un fantasma celeste. Intenté pagar al acomodador para que me dejara quedar ahí, pero se negó a aceptar mi soborno. Sin embargo me dejó que me quede, hasta tanto llegue el dueño de la butaca.
Lo recuerdo y no puedo parar de reirme, ese estadio estaba repleto, llenísimo, todas las butacas ocupadas, menos la mía. Así que miré todo el partido cómoda y en primera fila,. Grité el Gol, me divertí, saqué fotos, junté cotillón y hasta participé de un reportaje. Lo cómico es que una vez terminado el partido, se me acercó el acomodador incorruptible y me pidió unos pesitos...
Lógicamente sólo encontramos revendedores , y a precios exorbitantes, desde US$300 en adelante. Le dije a Emiliano: " busco a otros argentinos y te espero afuera" , pero no, no había modo de convencerlo, estábamos ahí y la consigna era presenciar el partido y ver a la Selección. Como les decía, no había argentinos, o por lo menos no veíamos camisetas o banderas argentinas como para no sentirnos tan solos.
Después de rebotar en varios controles, donde con mi disfraz de pseudo periodista intenté pasar el control, caminamos varias cuadras alrededor del estadio buscando el mejor precio y la mejor ubicación. Algún sector por lo menos cerca del sector de Prensa donde estaría Emiliano.
Encontramos a una mujer, que nos ofreció dicha ubicación, llamó a uno de sus secretarios y trajo la entrada, toda arrugada, ajada. Nos pidió en pesos colombianos, y le pedimos que nos diga en dólares porque no teníamos tanta plata, luego de no mucho pensar dijo :" serán unos US$30" , y el secretario la recriminó, y dijo, : "como 30, es 40...3 x 3 es 9 ".
No sé realmente cómo era su cálculo, nunca lo entendimos y tampoco hicimos algún esfuerzo por hacerlo. Fue un cruce de miradas cómplices, sólo teníamos billetes de US$ 100 y uno de US$ 50. La mujer me acompañó a la entrada, para que yo pasara por el escáner, y viera que no era una entrada falsa. Apenas pasé, le hice señas a Emiliano, él le pagó a la mujer y fue tan generoso que le dejó US$ 10 de propina, y entró por la puerta asignada. Yo corrí a buscar mi ubicación.
Luego de varias filas, bajo el sol, se abrieron las puertas del estadio. resulta que mi entrada era letra K número 105- Quedaba en la última fila, allá arriba, casi tocando el techo, a cinco kilómetros de Emiliano. Me senté y me dije, wowww, que lejos estoy. Sola mi alma. Bajé, compré un sandwich horrible y un agua mineral tibia, y decidí moverme.
Me puse la peluca, transpiré la frente, la nuca, y con esos 40 grados iba pasando controles. Mentí tantas cosas para poder llegar cerca de mi hijo, que necesitaba entregarle un cable, que necesitaba la cercanía del wifi, que él tenía mi acreditación , etc...
Hasta que llegué a 5 metros de él, y le rogué a un acomodador que lo llamara. La alegría de Emiliano cuando me vió. Hecha un fantasma celeste. Intenté pagar al acomodador para que me dejara quedar ahí, pero se negó a aceptar mi soborno. Sin embargo me dejó que me quede, hasta tanto llegue el dueño de la butaca.
Lo recuerdo y no puedo parar de reirme, ese estadio estaba repleto, llenísimo, todas las butacas ocupadas, menos la mía. Así que miré todo el partido cómoda y en primera fila,. Grité el Gol, me divertí, saqué fotos, junté cotillón y hasta participé de un reportaje. Lo cómico es que una vez terminado el partido, se me acercó el acomodador incorruptible y me pidió unos pesitos...
Por supuesto volvimos al Hotel fundidos, cansados, agotados, pero muertos de risa. Contentos por lo vivido. Por nuestra hazaña de pagar US$50 dólares una entrada que vendían por 5 veces más. Mi caradurez, etc..etc...
Cenamos en el Hotel, ya que la noche se presentaba oscura y muy insegura; Fuimos hasta la esquina, todo oscuro, hacia la otra esquina, más oscura todavía . Por recomendación del Conserje, decidimos quedarnos. nuestro día estaba terminando y nuestros ojos se cerraban .
Miércoles: Conociendo Cartagena de Indias en 5 horas
Cenamos en el Hotel, ya que la noche se presentaba oscura y muy insegura; Fuimos hasta la esquina, todo oscuro, hacia la otra esquina, más oscura todavía . Por recomendación del Conserje, decidimos quedarnos. nuestro día estaba terminando y nuestros ojos se cerraban .
Miércoles: Conociendo Cartagena de Indias en 5 horas
Desayunamos y tomamos nuestro veloz vehículo y partimos a conocer Cartagena, la ciudad amurallada.
Mate en mano, disfruté una vez más de una charla larga y enriquecedora con mi hijo. Nos hablamos todo. Recordando minuto a minuto nuestro corto y a la vez enriquecedor viaje .
Caminamos por la calles empedradas del centro, vimos la muralla, entramos al Museo, tomamos helados, compramos café, almorzamos riquísimo en un bodegón bastante típico, tomamos limonadas con un colega de Emiliano, sacamos fotos con las negras, compramos chucherías. Y volvimos a cenar, cerrar valijas, y dormir.
Ni descansamos del viaje de ida y ya emprendìamos el de regreso.
Jueves temprano, desayunamos y derecho al aeropuerto, volamos a Bogotá, luego Bogotá - Lima, luego Lima-Asunción. Eran las 11 de la noche cuando aterrizamos en el Silvio Petirossi. La gente del Hotel nos esperaba ya en el aeropuerto. Otra vez cansados, nos fuimos a dormir. Al día siguiente, Viernes, nos esperaban los 400 kilómetros a Posadas.
Desayunamos , y otra vez mate en mano, subimos al auto de Emiliano y a casa !!!!
Me queda en las retinas tantas cosas vistas, en mis oídos y en mi corazón una emoción tremenda. Descubrí al hijo hombre, el niño que crié, cuidándome minuto a minuto. Creo que con un ojo miraba el partido y con el otro me relojeaba. Mi pequeño hijo hecho hombre, protector y guardián, responsable y cómplice.
Sólo me queda agradecer a Dios por esta experiencia , que nos enriqueció y nos unió mucho más.
p/d: A Barranquilla nunca más, no sea cosa que la mujer de las entradas nos esté buscando
Mate en mano, disfruté una vez más de una charla larga y enriquecedora con mi hijo. Nos hablamos todo. Recordando minuto a minuto nuestro corto y a la vez enriquecedor viaje .
Caminamos por la calles empedradas del centro, vimos la muralla, entramos al Museo, tomamos helados, compramos café, almorzamos riquísimo en un bodegón bastante típico, tomamos limonadas con un colega de Emiliano, sacamos fotos con las negras, compramos chucherías. Y volvimos a cenar, cerrar valijas, y dormir.
Ni descansamos del viaje de ida y ya emprendìamos el de regreso.
Jueves temprano, desayunamos y derecho al aeropuerto, volamos a Bogotá, luego Bogotá - Lima, luego Lima-Asunción. Eran las 11 de la noche cuando aterrizamos en el Silvio Petirossi. La gente del Hotel nos esperaba ya en el aeropuerto. Otra vez cansados, nos fuimos a dormir. Al día siguiente, Viernes, nos esperaban los 400 kilómetros a Posadas.
Desayunamos , y otra vez mate en mano, subimos al auto de Emiliano y a casa !!!!
Me queda en las retinas tantas cosas vistas, en mis oídos y en mi corazón una emoción tremenda. Descubrí al hijo hombre, el niño que crié, cuidándome minuto a minuto. Creo que con un ojo miraba el partido y con el otro me relojeaba. Mi pequeño hijo hecho hombre, protector y guardián, responsable y cómplice.
Sólo me queda agradecer a Dios por esta experiencia , que nos enriqueció y nos unió mucho más.
p/d: A Barranquilla nunca más, no sea cosa que la mujer de las entradas nos esté buscando
Mókira
.
Comentarios
Publicar un comentario